El estudio de costos del TUP que acaba de aprobar la Municipalidad de Rosario, señala que entre abril del 2018 y el mismo mes del 2019, se cortaron 107 millones de boletos (hasta ahora el número más bajo en 40 años había sido el del 2002, con 125 millones de boletos vendidos). Si tenemos en cuenta que en 2015 se cortaron 139 millones, estamos frente a una caída de 25% de usuarios en 3 años.
La pérdida del poder adquisitivo del salario de los trabajadores (producto de las políticas de Macri), y la pérdida de calidad en la prestación del servicio (con menos frecuencias, y menos servicios nocturnos), son dos de los factores que influyen en la caída de usuarios. El tercer factor son los aumentos sistemáticos de la tarifa: un 378% desde noviembre 2015 a la fecha. Si entonces se podían comprar 972 boletos con un salario mínimo, hoy solo 424 boletos.
Este nuevo aumento bajara a más usuarios del sistema, y por tanto los ingresos extras de recursos que se esperan, no serán tales. Urge recuperar la idea de que el TUP no beneficia solamente a los usuarios, sino a la comunidad toda, y en particular a su actividad económica. De ese concepto se desprende lo obvio: frente al alza del precio de los insumos del transporte, hay que buscar recursos en los grandes ganadores de este modelo económico para sostener el sistema, y no en el eslabón más débil, básicamente porque no puede sostenerse en el tiempo.