Desde este lunes revive en el Centro de Justicia Penal una historia que cuesta creer como posible, y que sin embargo ocurrió sin remedio, en Rosario, en una oficina pública, entre agentes del Estado asignados a cuidar de la ciudadanía. Es la muerte de la bibliotecaria y docente María de los Ángeles Paris, el 3 de mayo de 2017, dentro de la comisaría 10ª, en barrio Alberdi.
Ella entró a pedir ayuda y allí perdió la vida en circunstancias oscuras que desde hoy se ventilan en juicio oral, con 5 policías imputados de homicidio preterintencional e incumplimiento de los deberes de funcionarios público, tortura seguida de muerte y abuso funcional agravado”, tal como rezan los cargos que le imputa la fiscal Karina Bartocci.
Las audiencias se dan en la sede judicial de Virasoro y Sarmiento, ante el tribunal integrado por Rafael Coria, Florentino Malaponte y María Chiabrera. El caso llega a juicio a más de 8 años de ocurrido, y el estupor se reedita. María de los Ángeles Paris tenía 46 años y una hija, Erica, quien ahora espera “una condena ejemplar porque hasta ahora no hubo justicia”, dijo. La víctima era docente en la Escuela Técnica nº464 y bibliotecaria de la escuela primaria en el Complejo Educativo Gurruchaga, del barrio Luis Agote.
Los cinco acusados llegan en libertad. Son el entonces comisario de la seccional, Adrian Cortés y la suboficial Susana Domínguez; y los agentes Damián Zalazar, Silvina Gianotti y Andrea Allovatti, imputados estos de incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Está previsto que el juicio arribe a sentencia y final para la primera semana de diciembre.
Se presume que María de los Angeles llegó a la comisaría antes de las 22 de aquel 3 de mayo. Fue a denunciar un robo o intento de robo de “motochorros” y por alguna razón la mujer tuvo un “brote psicótico”, que derivó en incidentes entre ella y los agentes. Las fuentes oficiales indican que por eso alguien decidió esposarla y aislarla en una habitación de la comisaría hasta que llamaron a una ambulancia. Pero al llegar los médicos ella estaba muerta.
Nadie de su entorno cree demasiado en esa versión. Sobre todo por las irregularidades en el desempeño de la policía y la Justicia. La autopsia indica que murió por un “paro cardiorrespiratorio” pero el análisis se hizo sin peritos de parte. Incluso el cuerpo tenía evidentes hematomas y laceraciones que orientan la sospecha hacia la probabilidad de violencia física y tortura contra la mujer.
Para colmo de males, la investigación se hizo a cargo de la Policía de Santa Fe, a pesar de que los 5 imputados son, precisamente, miembros de esa fuerza.


