Sigo repasando los títulos. Me detengo en uno. Este quiero. El color de la tapa me sorprende. Fucsia y negro. Sobresale entre muchos pero es el autor el que me garantiza la excelencia del relato. El que me va a regalar un buen momento. Jorge Riestra. “El taco de ébano” de la editorial UNR. Publicado originalmente en 1962.
Quiero destacar, antes que nada, el gesto de Riestra de ceder los derechos de publicación de sus obras.
Riestra nos lleva al Rosario de los años 50. Nos sitúa en esos interminables días en los bares de billar y café. Lugares de aprendizaje. Lugares de encuentros con amigos.
El autor, nos presenta personajes que en estos tiempos de mensajes instantáneos y comidas rápidas son difíciles de encontrar, pero basta con sentarse un momento con nuestros padres para saber más de ellos. Extraños y lejanos para nosotros, conocidos y cercanos para ellos. La literatura, que funciona como elemento conector entre pasado y presente, los inmortaliza.
Los componentes son esos: Rosario, café, billar, amigos y el taco. Este taco supuestamente maldito para quien lo posee. Situaciones desopilantes. Personajes que se hacen cargo de la historia. Diálogos excepcionales cargados de drama y humor.El resultado de la ecuación es grandioso.
Además, el hecho de que transcurra en Rosario, nos hace imaginar, o mejor aún, nos invita a acompañar a los protagonistas los lugares que ellos transitan.